Desarrollador: Blizzard
Lanzamiento: 7/12/2010
Género: Otros
Dice el dicho que hay que renovarse o morir, pero también que, si algo funciona, no hay que cambiarlo. La nueva expansión de World of Warcraft ha intentado, con éxito, encontrar el término medio entre estas dos premisas, renovando el mundo de Azeroth visualmente, y cambiando parte de la filosofía, mecánicas y, sobre todo, interfaz del veterano juego de rol masivo online, aunque dejando intacta su esencia, la que ha descubierto un género a millones de jugadores que no han encontrado un motivo, o una mejor alternativa, para dejar de pasar horas y horas viviendo aventuras en el mundo virtual de Blizzard.
Cataclysm es una expansión que ofrece nuevo contenido para los jugadores veteranos de WOW, pero también una renovación de todo el juego, desde los primeros niveles, orientada a mantenerlo vivo y vigente, adaptado a los tiempos actuales, con el objetivo de resultar amigable para nuevos jugadores, que todavía hay, y de repescar a aquéllos que con el paso de los años se han desenganchado del mundo de Azeroth. Ningún otro juego online lanzado en el último lustro ha logrado hacer sombra al título de Blizzard, pero en los últimos años la proliferación de los juegos masivos online gratuitos, con un sistema de ingresos basado en micropagos, ha podido hacer mella en WOW a la hora de captar a nuevos jugadores.
Comencemos por el principio, el mundo del juego. El dragón Deathwing ha despertado de su sueño milenario y ha arrasado completamente Azeroth, la excusa perfecta para renovar completamente el mundo conocido, tanto visualmente como en estructura, cambiando los primeros sesenta niveles del juego y añadiendo nuevas aventuras para los jugadores más veteranos. Se aumenta el nivel máximo a 85 desde 80, y se incluyen varios cientos de aventuras para los jugadores más experimentados. Se añaden dos nuevas razas y numerosas nuevas opciones pero, sobre todo, se cambia el juego en los primeros sesenta niveles.
El juego se ha hecho más accesible para los nuevos jugadores, y además se han cambiado muchas de las aventuras de los primeros niveles. Sobre todo, se le ha dado cierto empaque a éstas, dotando a las misiones de más contenido y de una historia. Anteriormente, muchas aventuras eran muy directas, basadas únicamente en el objetivo (mata diez orcos, etc...). Ahora, Blizzard les ha intentado dar algo más de empaque, al estilo de las de las dos anteriores expansiones, intentando sumergir al jugador en la historia del juego.
La progresión durante los primeros niveles del juego sigue siendo tan fluida y medida como acostumbraba, pero los cambios en el interfaz de World of Warcraft hacen que el jugador ahora sea mucho más consciente de su avance, de qué ha conseguido al subir de nivel, cuáles son sus nuevas habilidades y cómo funcionan. Lo que antes eran números o abreviaturas, ahora son explicaciones más detalladas, lo que ayuda a los nuevos jugadores a saber de qué va el asunto. Cuando en el nivel 10 podemos elegir hacia qué tipo de personaje evolucionar, el juego nos explica cuáles son sus pros y contras, informando más y mejor al jugador, que no tiene por qué intuir qué elecciones le llevarán a qué consecuencias. Se han añadido nuevas combinaciones de raza y clase también, y modificado el árbol de evolución de los personajes. También se incluye la profesión de arqueólogo para todos los jugadores, lo que nos permitirá encontrar reliquias por todo el mundo del juego, y combinarlos para fabricar ítems especiales. Una novedad curiosa, aunque no llamará la atención de muchos jugadores.
Otros cambios en el interfaz nos ayudarán a entender mejor las aventuras que tenemos en marcha, cómo continuarlas, y qué opciones tenemos disponibles. En definitiva, el interfaz del juego ha ganado varios enteros, haciendo que resulte una ruptura para los jugadores experimentandos, y bajando considerablemente el nivel de esfuerzo que los auténticos novatos tienen que hacer para aprender a jugar, así como sube la diversión que les proporciona el mundo del juego, la personalidad de sus habitantes y los detalles de la historia que van conociendo. Estos cambios en los primeros niveles del juego no forman parte de la expansión en sí, sino del parche lanzado por Blizzard de forma gratuita para todos los usuarios, pero mejoran absolutamente el conjunto de World of Warcraft, y ponen el contenido de los 60 primeros niveles a la altura de lo visto en las dos anteriores expansiones, Burning Crusade y Wrath of the Lych King, y del nuevo contenido para jugadores de nivel 80 o más de ésta.
Una de las novedades más destacables es la inclusión de dos nuevas razas: los Goblins para la Horda, y los Huargen (anteriormente llamados Ferocanis) para la Alianza. Estas dos novedades son patrimonio de Cataclysm y se integran bien en el universo de Azeroth, contando con una nueva historia desde cero para aquéllos que quieran comenzar una nueva aventura con estas razas, y ofreciendo también la posibilidad de que los jugadores experimenten un “cambio de raza” de su personaje, previo pago de una cantidad de dinero real (no del juego).
Cada una de las razas tiene su propia historia y sus propios incentivos a la hora de empezar desde cero con ellas. La historia de los goblins es más cómica, como de humor negro, mientras que la de los Huargen habla de la decadencia de una raza antaño noble y orgullosa. En cualquiera de los dos casos, por sus habilidades específicas (el Huargen puede transformarse de humano a lobo, el Goblin tiene como montura un coche de carreras), merece mucho la pena recomenzar el juego con nuevos personajes, sobre todo para comprobar cómo han cambiado los primeros niveles. Además, ambos traen de regalo nuevas zonas, la isla Kezan en el caso de los Goblins, y el reino de Gilneas en el de los Huargen.
Luego está, por supuesto, el contenido para los jugadores de nivel 80 o más. Para llegar a este nivel sigue siendo necesario contar con las expansiones anteriores, The Burning Crusade y Wrath of the Lich King, y vivir las aventuras en esos nuevos continentes para volver a las viejas tierras de Kalimdor y los Reinos del Este en busca de retos superiores. Aunque la inclusión de tan solo cinco niveles pueda resultar decepcionante para los jugadores veteranos, ya que en anteriores expansiones se ampliaron diez niveles, el ritmo de evolución de estos cinco niveles es algo más lento. No llega a la duración de las anteriores expansiones, pero tampoco es la mitad. Subir del nivel 84 al 85 se hace especialmente lento y duro, aunque las recompensas de cada nivel merecen mucho la pena, y sobre todo las aventuras que tendremos que llevar a cabo para ello.
Las nuevas zonas para jugadores de nivel 80+ son solo cinco, pero realmente espectaculares, especialmente el Monte Hyjal. Son retos más difíciles que requieren de una mejor compenetración con tus compañeros, y el uso de habilidades más diversas para acabar con los jefes de mazmorra, y el margen de error es menor que en anteriores ocasiones. No solo será necesario tener un buen personaje, también se requiere, y esto es algo que muchos agradecerán si tienen los compañeros adecuados, jugar bien, conocer bien tus habilidades y las de tus aliados, y combinarlas bien para superar los retos. Las recompensas son las mismas de siempre, pero la satisfacción es mucho mayor.
Hay mucho más que decir sobre el contenido del juego. Se han incluido muchas raids, y se ha incrementado considerablemente su nivel de dificultad en comparación con las de Wrath of the Lych King. El jugador contra jugador tiene algunas novedades, siendo la más destacables los enfrentamientos competitivos en las zonas Battleground, aunque se echa en falta algo más de contenido y opciones en esta modalidad. También se ha incluido la posibilidad de volar en Azeroth, gracias a que el mundo del juego está completo ahora (hasta ahora, el mundo de Azeroth tenía zonas de texturas planas y partes incompletas que “cantarían” desde los cielos). Esta posibilidad está abierta desde el nivel 80, no desde el 85, lo que quita parte del encanto a la hora de explorar Azeroth (inevitablemente tomaremos la vía rápida), pero es necesaria para llegar a zonas como el Monte Hyjal.
Finalmente, se ha cambiado el sistema de clanes, añadiendo la progresión. Los clanes pueden subir ahora de nivel, consiguiendo rasgos y habilidades, recompensas y reputación. Estos cambios en el sistema son innovadores, e incentivan la participación en clanes y la socialización entre jugadores, haciendo que esta faceta de World of Warcraft no pierda peso en comparación con las mejoras hechas a la parte “solitaria” del juego.
Cataclysm es una remodelación ejemplar de World of Warcraft, aunque como expansión rigurosamente hablando puede que no ofrezca tanto contenido como los usuarios esperaban después de tantos meses de desarrollo. Si se juzga como expansión solamente puede quedarse algo corta, pero debe juzgarse como un todo, la expansión y el parche gratuito que cambia completamente el juego. Aun así, los seguidores de World of Warcraft, aquellos que en estos cinco años no se han desenganchado del juego, estarán muy contentos con la remodelación de Azeroth y el nuevo contenido, que previsiblemente se irá ampliando con el tiempo hasta llegar al inevitable enfrentamiento final con Alamuerte (un villano increíble, todo sea dicho). Y tanto a los que dejaron el juego hace años como para aquéllos que nunca se han aventurado en el mundo online de Blizzard, es una gran oportunidad para saborear el mundo de Azeroth. Blizzard ha puesto al día su juego estrella, el referente absoluto en los juegos de rol masivos online, y el resultado mantiene un equilibrio perfecto entre evolución y revolución.
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